Los animales eligen llegar a nuestras vidas. Ellos son parte de nuestro karma y nosotros somos parte del suyo.
A veces se encuentran "abandonados" o vagando, en medio de una carretera o en peligro, en el corazón de la noche; a veces se encuentran en la puerta principal, como los enviaba el destino; a veces llegan de seres queridos, vecinos o desconocidos.
Los animales han estado en nuestro karma al menos en esta vida como en las otras.
Según Brian Weiss, el mismo animal a menudo se encarna varias veces durante nuestra vida, simplemente cambiando de forma y abrigo, y siendo reconocido por pequeños gestos, detalles y hábitos sutiles. Esto se ve claramente con los gatos.
Cuando un "nuevo" animal entra a tu casa y sabe exactamente a dónde ir, es señal de que simplemente dice que estoy de vuelta.
Muchas personas, en el momento de la muerte, reciben una vista relajante no de un pariente fallecido, sino de un animal. Esto realmente significa mucho. Porque para nuestra alma no hay diferencia entre una especie y otra.
Los animales están en nuestro camino evolutivo así como nosotros en el suyo, por ello debemos respetarlos como seres sagrados y cuidarlos mejor.
Son parte de nosotros, en una forma diferente del universo.
Los animales y el karma
El karma es un concepto originario del hinduismo, budismo y otras tradiciones. Se refiere a la creencia de que las acciones de una persona, tanto buenas como malas, afectarán su destino futuro. Según el karma, las acciones generan consecuencias en esta vida o en futuras reencarnaciones. Las acciones positivas generan un karma positivo y viceversa. Es una ley de causa y efecto que busca equilibrio y justicia en el universo. El karma influye en la evolución espiritual y moral de un individuo, guiando su camino hacia un estado de paz y liberación.
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